Suele ser más que habitual que en el mercado de fichajes, un futbolista mantenga en vilo con su decisión a la afición de dos equipos, el equipo al que puede dejar y al equipo al que puede ir. Lo que no suele ser tan habitual, es que la decisión de un jugador haya mantenido en vilo a dos países, (futbolísticamente hablando, claro) puesto que en esta ocasión se trata de vestir la camiseta de una selección u otra.
Han pasado unos meses ya, desde que se celebrase la Copa Confederaciones, ese torneo en el que Luiz Felipe Scolari dejó fuera a Diego Costa, una decisión que en vista del resultado final pareció ser acertada, pero que ahora parece ser todo un error. Costa se sintió ofendido por quedarse fuera de esa convocatoria, y más teniendo en cuenta la buena campaña que había realizado con el Atlético de Madrid, una campaña que sólo le valió para disputar unos minutos en dos partidos amistosos con la canarinha, el carácter ganador de Diego Costa, le hacía sentirse ofendido y maltratado por Scolari, que seguía apostando por delanteros como Hulk o Fred.
Hablando del carácter de Diego Costa, en dicho carácter va un espíritu competitivo fuera de toda duda, un espíritu que le impide ser un mero espectador más en el Mundial de Brasil, y posiblemente en el año de su explosión futbolística, y sabe que con la elástica brasileña iba a ser complicado. Por otro lado, está la admiración, el cariño que Diego siente que tiene con España, el país que en el mundo del fútbol se lo ha dado todo, una especie de deuda que quiere devolver defendiendo los colores de la Selección Española.
Pero que nadie se engañe, Costa no tiene asegurado jugar el Mundial de la misma manera que no lo tienen el 80% del resto de jugadores seleccionables, la temporada como quién dice, acaba de empezar y aunque haya convocatoria la próxima semana, la definitiva se dará al final de la temporada. La decisión de Del Bosque, sea la que sea, traerá debate y la "papeleta" que se le presenta al seleccionador español, es de campeonato, pero como se suele decir en estos casos, "bendita papeleta".
Una papeleta que contrasta con la pataleta de Scolari, quién ha reaccionado tarde y mal, menospreciando tanto el talento de un enorme delantero, como el poder que tiene a día de hoy poder vestir la elástica del mejor equipo del mundo.
Y no podía pasar por alto la respuesta de aficionados de otros clubes que no ven con buenos ojos la decisión de Costa, únicamente recordarles el papel fundamental que tuvo Marcos Senna en la Eurocopa de 2008.